juancarbar
Joined: 16 Aug 2005 Posts: 2
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Posted: Tue Aug 16, 2005 12:19 am Post subject: El duelo, relato de A Sangre y Fuego |
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Hola, soy un escritor espa�ol y en www.sangreyfuego.blogspot.com, estoy intentando llevar a cabo un proyecto literario. Aqui os dejo un relato:
Las espadas en alto avisaban de la cercan�a del duelo. Maestro y disc�pulo, anciano y joven, frente a frente. Los �rboles, conocedores de lo que se jugaban, olvidaron por un momento la suave brisa de la ma�ana y plegaron sus hojas. El Sol, que a esa hora despuntaba, pareci� esconderse tras algunos jirones de nubes que salpicaban el cielo. Los dos hombres conoc�an las reglas: Un solo aprendiz y un solo maestro. As� hab�a sido desde el principio y as� seguir�a mientras hubiera alguien dispuesto a aprender. Y hab�a nuevo alumno en el camino. El chico, observaba atentamente a los espadachines; M�sculos tensos, mirada fija. No hab�a tristeza ni resentimiento en el combate, s�lo la confianza de hacer lo correcto. Un saludo indic� el comienzo de la lid. Respiraron profundamente y se abandonaron a la lucha. No regateaban en esfuerzos; Una finta aqu�, una estocada all�...Manten�an la posici�n y la distancia con elegancia, como tantas otras veces. Se conoc�an lo suficiente como para anticiparse a los movimientos, y la contienda promet�a ser larga.La primera sangre cay� del lado del Maestro. �No est� bien� pens� mientras daba un respiro a su antiguo disc�pulo y ahora enemigo. ��Habr� preparado bien al destinado a sucederme?� se pregunt� mientras observaba como, al que consideraba su hijo, buscaba algo de aliento. Por dos veces retras� el anciano su posici�n, esperando que los segundos regalados a su oponente, equilibrara la balanza. El joven, desconcertado, miraba la sangre que brotaba de su brazo izquierdo. Pensaba en el retorcido juego que el
Destino decidi� hacerles jugar; S�lo la muerte de uno de ellos, permitir�a al muchacho vivir. Ese era el pago reclamado por la Muerte. A cambio, les regalaba una vida llena de placeres sin medida, sin preocupaciones.
El disc�pulo, apret� los dientes y, armado de valor, termin� con la moment�nea paz. Otra estocada, esta vez al aire, record� al Maestro que aquello no estaba decidido. El joven, con fuerzas renovadas, brazo firme, afianzaba su posici�n a cada paso, dispuesto a terminar con la disputa. El anciano, sonri�, acept� el desaf�o, y, lo dobl�. Las espadas, cortaban el aire a velocidad endiablada. El suelo, era testigo de la ferocidad del combate y recog�a, una a una, las gotas de sangre de los oponentes, que apenas notaban las heridas inflingidas.
El duelo parec�a condenado a unas tablas eternas, pero el paso de los a�os no perdona, y mientras que el joven, compensaba su menor experiencia con la pasi�n del combate, el anciano, cansado ya de guerras y muerte, notaba, por primera vez, el peso de la espada y quien sabe si el de los a�os.
Fue un suspiro, menos de un latido. El Maestro abri� su defensa, quien sabe si en un descuido y su alumno aprovech� para atravesarle el pecho. Retrocedi� asustado; Su mentor, su amigo, su padre, escup�a sangre. Antes de que cayera, raudo, se acerc� hasta �l, sujetando su cabeza con cari�o.- �Juro que no morir�s!- dec�a entre sollozos.- As� debe ser. Yo ya recorr� tu camino y mucho antes lo hizo mi Maestro. Ahora, d�jame y lleva al muchacho contigo. Ten�is mucho camino que recorrer.
Antes del �ltimo aliento, el Maestro apret� fuertemente el brazo de su disc�pulo y simplemente, dej� de respirar. Pod�a morir satisfecho, el joven hab�a vencido al anciano. El testigo hab�a sido pasado a un nuevo Maestro. |
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